
Agudizó el ingenio con la Santa María de Colón. Para que navegase era transportada por una bicicleta y las ruedas llevaban unas varillas dobladas que al moverse semejaban el oleaje, premio al ingenio.
Su última misión en el mar, fue velar por la seguridad de los bañistas. El ayuntamiento sabía de sus conocimientos del mar lo nombró para izar la bandera verde, amarilla o roja que advertía de las condiciones de baño. Allí estaba, todo el día vigilante y todos los bañistas pendientes de él, era el más popular de toda la playa.
Cuando el tio Mateuet falleció, el mar perdió un ángel protector, niños y mayores le añoraron, del terreno y veraneantes,su sapiencia de la mar, se fue con el oleaje de un levante, siempre quedará en el recuerdo y seguirá vivo entre nosotros.
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